El progreso tecnológico:
Durante el periodo que se conoce como revolución industrial se multiplican las innovaciones técnicas que se pueden aplicar en la industria. Este es un factor decisivo para el proceso de revolución industrial, y condición indispensable para su desarrollo. Pero no sólo se producen innovaciones tecnológicas, sino que, además, se aplican en el sistema productivo, con lo que se consiguen reducir los costes unitarios.
La aparición de maquinaria en el trabajo, que era capaz de realizar las tareas que estaban haciendo los obreros, supone un cambio en las relaciones entre el empresario y el trabajador, y en las condiciones de compra y venta de la fuerza de trabajo; no sólo porque las máquinas hagan la tarea de los obreros con mayor eficacia, sino, también, porque estos deben hacer otro tipo de tareas, como el manejo de la máquina, y no el trabajo de producción directo.
Los avances científicos y tecnológicos comienzan a madurar cuando responden a una necesidad de la burguesía. Las primeras innovaciones se dan en la industria textil. En 1733 John Kay inventa la lanzadera volante, y en 1764 James Hargreavas la Spinning Jenny. Estas máquinas están destinadas a aumentar la productividad, con lo que se ahorra mano de obra. En realidad, no son más que hiladoras múltiples. Pero, también, Henry Cort inventa un nuevo sistema de pudelación y laminación del hierro, James Watt la máquina de vapor, en 1767, de tanta transcendencia, y con tantas aplicaciones en la revolución industrial. Estos inventos se aplican, sobre todo, en la siderurgia, y posibilitan la mecanización de la producción, hacer hierro a bajo coste, y permiten la transformación sencilla del producto. La fabricación de hierro es fundamental en los inicios de la revolución industrial, por que la propia industria y los transportes son grandes consumidores de hierro y acero.
El incremento demográfico:
El aumento de población que se da gracias a que (o como consecuencia de) la revolución industrial supone la ampliación del mercado de la fuerza de trabajo, lo que influye en sus condiciones de contratación. Pero, además, el aumento de población también supone un incremento de la demanda interna de productos, tanto agrícolas como industriales.
El aumento de población supone una carga para las familias jornaleras y los pequeños propietarios del campo, por lo que se comienza una emigración del campo a la ciudad en busca de nuevas oportunidades. Esta emigración, que en principio afecta a los excedentes de población, pronto influyen también a toda la población del campo, generando así un auténtico éxodo hacia la ciudad que dejará despobladas amplias zonas rurales.
La contribución del campo:
El campo proporciona a la industria emergente no sólo los capitales, sino, también, la fuerza de trabajo sobrante en el campo, y las mercancías necesarias para alimentar a una población que ya no vive del campo, y que por lo tanto debe comprar en el mercado los productos necesarios para su alimentación.
Esta población supone un aumento del mercado interno, ya que demanda tanto productos agrícolas, como productos industriales, sobre todo textiles.
Capitales, fuerza de trabajo y mercancías son las tres cosas que el campo ofrece a la industria, y sin las cuales el triunfo de la revolución industrial hubiese sido mucho más difícil.
La acumulación de capital:
Para que sea posible el uso de maquinaria en la industria, una condición previa es que los empresarios que van a utilizarla tengan el capital suficiente como para desembolsar las grandes cantidades de dinero inicial que cuestan las máquinas. Es necesario, pues, una acumulación previa de capital. Esta acumulación se produce gracias al aumento de la tasa de ahorro en la agricultura.
Sin embargo, se ha discutido mucho sobre el problema de la acumulación primitiva de capital. Otra teoría cree que fue posible gracias a la gran disponibilidad de metales preciosos que había en Europa, debido a la política colonial y mercantilista que se practicaba en la época. El comercio con América, principalmente de esclavos, era una importante fuente divisas para los países europeos; de bastante importancia en la Inglaterra del siglo XVIII, ya que el monopolio español sobre el comercio americano se estaba resquebrajando.
Además del incremento del ahorro en la agricultura, o en la burguesía mercantilista, fue necesario el desarrollo de instituciones financieras que concentrasen los diferentes capitales ahorrados por particulares y los prestasen a la burguesía industrial que comenzaba a despuntar. El desarrollo de estas instituciones financieras de préstamo está vinculado al negocio mercantil, ya que en muchas ocasiones, para financiar una gran empresa comercial con el extranjero era necesario el concurso de muchos empresarios dispuestos a invertir: de compañías de seguros y de empresas de capital anónimo y por acciones.
¿que favoreció a la revolución industrial?
miércoles, 21 de septiembre de 2011
Publicado por
Carlos kurosaki
en
8:04
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